Vivimos en una época en la que la
palabra seguridad se ha vuelto indispensablemente importante. Constantemente
escuchamos y vemos referencias relacionadas con la seguridad. Normas de
seguridad, reglas de seguridad y manuales de seguridad. Papá conduce un coche 5
estrellas Euroncap y mamá tiene un seguro médico de la empresa, seguridad. Los
niños van bien sujetos al asiento del coche con el sistema ISOFIX y revisas las
referencias de la canguro, seguridad. No dejas a tus hijos solos en la bañera,
ni los dejas jugar con los cuchillos de la cocina, seguridad. Acompañas a los
pequeños al colegio y les enseñas educación vial, seguridad. Tu hijo dormía en
el Moisés y corriste a comprar una barandilla anticaídas para la cama,
seguridad. Cuando vas en el metro te pones el bolso entre las piernas y revisas
la puerta de casa antes de acostarte, seguridad. En los eventos, en los
transportes, en televisión, seguridad.
Entoces, ¿Porqué en muchísimos
hogares la seguridad en el ámbito #3.0, comienza y termina con la instalación
de un antivirus? No lo digo yo, lo dicen las estadísticas. Los ciberataques van
en aumento. Cada dia somos testigos de la proliferación de casos de Ciberacoso, Grooming(aunque muchas personas no lo reconozcan por este nombre), Sexting y
demás ciberdelitos dirigidos a menores. Como hemos comprobado con anterioridad,
a todos estos ciberdelitos clásicos ahora además; hemos de añadirle la
acentuación del machismo aprovechando las capacidades de las nuevas tecnologías
y el peligro de la normalización del maltrato como una forma de relación válida
entre los menores. Son evidencias de unas carencias educativas importantes.
Esto es una bomba de relojería en manos de un niño o en manos de una niña.
Delante de toda esta perspectiva es descabellado pensar en dejar aventurarse
solo a un menor en la jungla que representa el mundo de la web y sus redes
sociales.
No basta con un antivirus, es
evidente. Para un adulto el primer consejo que se le puede dar al comenzar su
andadura por Internet, es que en caso de duda; abogue por su sentido común.
Para un menor el sentido común es el filtro que debemos aportar nosotros como
padres en su comienzo de la navegación digital. Los menores carecen de la
experiencia de vida necesaria para enfrentarse a un entorno, que en muchas
ocasiones resulta muy agresivo. No pienso dejar solo a mi hijo en el comienzo
de su aprendizaje en Internet y sus redes sociales. Más vale ir un paso por
delante que un paso por detrás.
¿Os acordáis del tren del Oeste?
Más vale estar en la estación cinco minutos antes de que llegue el tren de Internet,
por si acaso.
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